Raquero (Archivo Javier Ortega)

Raquero (Archivo Javier Ortega)

PRESENTACIÓN DEL BLOG:

"Síguela, que es buena,

síguela, que es mala,

síguela, que tiene

pelos en la cara."




Según Esteban Polidura Gómez, esta coplilla la celebraban los raqueros de Santander a despecho de la contrariada autoridad municipal, allá por 1864, cuando aquel escritor contaba unos doce años, y Pereda daba a la imprenta sus Escenas Montañesas.



Tomo ahora prestado el primer verso para iniciar la singladura de este blog, que debe tener contenidos educativos, relacionados con la Lengua castellana y su Literatura.



Espero que sea del gusto del lector, que en él se propongan enseñanzas motivadoras, útiles y edificantes, y que se nutra de la aportación de todos los interesados en estos temas.



Muchas gracias a todos/-as por hacerle un pelín de caso.



¡Adelante, pasen sin llamar!

lunes, 6 de noviembre de 2017

Técnicas de estudio y de aprovechamiento del tiempo. Pensar en positivo.


1. A lo largo de tu vida te vas a encontrar con obstáculos y dificultades. Nunca debes desanimarte ni perder tus objetivos ante ellos. Piensa en positivo y, aunque sufras algún percance, tienes que persistir. El fracaso, como tal, no existe; solo se dan malas experiencias, de las cuales podemos aprender, extraer conclusiones, para mejorar nuestra vida en un futuro. La resiliencia consiste en cultivar la paciencia para adaptarnos a la adversidad. Cuanto más pacientes seamos al identificar nuestros problemas, más capaces seremos de “bordearlos” y dejarlos atrás. El pasado no tiene por qué condicionar ni nuestro presente, ni nuestro futuro. No debemos “rumiar” mentalmente los percances, sino –una vez sucedidos-- dejarlos pasar: “Agua pasada, no mueve molino”. Abraham Lincoln alcanzó la presidencia de Estados Unidos a los 51 años. Antes, había sufrido en su vida al menos siete derrotas duras: perdió a su madre con nueve años; trabajó de leñador, carpintero, remero, administrador de correos y no se hizo abogado hasta los 27 años; fracasó en los negocios con 31 y 34 años; abandonó la política, desencantado, a los 40 años; regresó a ella, pero perdió dos elecciones al Senado; se le murió un hijo… Lincoln, cada vez que caía, volvía a levantarse con más fuerza.
2. Para estudiar se requiere fuerza de voluntad. Esta te conduce al esfuerzo para conseguir el objetivo de aprobar tus asignaturas (incluso con la idea de sacar buena nota). ¿Cómo se potencia la fuerza de voluntad? Primero, dedicando pequeños tiempos a actividades que no te gustan, o que preferirías no hacer. Segundo, márcate pequeños objetivos que puedas conseguir, en algo que no te gusta, y comienza a cosechar buenos resultados. Si lo crees necesario, escribe tu compromiso del día en una cartulina y ponla en un sitio bien visible de tu habitación de trabajo. P. ej., no me gusta Lengua, pero hoy voy a hacer los ejercicios mandados, y mañana me presentaré voluntario a hacer uno. No me gusta Biología, pero ahora me voy a poner a hacerme un esquema o resumen del tema que vemos.
3. Nunca te engañes a ti mismo. Recuerda que eres el DUEÑO DE TU DESTINO. Ante toda dificultad, “soy el señor de mi destino,/ soy el capitán de mi alma.”—que decía el poeta William Henley. Nunca aplaces la realización de algo que te conviene para obtener un logro. Tienes que decirte: “Me pongo a hacerlo ya.”Una vez que vayas consiguiendo pequeños o medianos éxitos, prémiate, date una recompensa.

4. Lleva una vida sana y equilibrada: descansa y duerme lo suficiente. Disfruta lo necesario. Haz deporte. Relájate practicando una respiración pausada, en una postura cómoda, inspirando y soltando aire con lentitud. Puedes tumbarte en tu cama, con las piernas flexionadas sobre una almohada o cojín, ojos entornados, boca entreabierta, músculos completamente distendidos y mente vacía; intenta “flotar” con tu cuerpo durante dos sesiones diarias de diez minutos.

5. Concéntrate en el momento presente. Vive conscientemente. Evita las distracciones: Si estás escribiendo, estás escribiendo; si estás haciendo un resumen, estás haciendo un resumen; si estás contestando a un chat, estás contestando a un chat. Cada cosa tiene su tiempo, y hay un tiempo para cada cosa. No dejes que una actividad “invada” el tiempo de otra. El proceso para alcanzar la atención plena se sintetiza en tres pasos básicos:

A) Prestar atención al objeto.

B) Notar que la mente tiende a la divagación, que comienza a distraerse en un momento dado (con recuerdos, asociación de ideas, puntos de fuga del aquí y ahora). Decirnos: --“¡Eh! ¡Me estoy distrayendo, me estoy distrayendo! ¡Y no quiero distraerme!”

C) Recobrar nuestra atención con serenidad.

Debes aislarte del resto de la casa, en una habitación cómoda, equipada para el trabajo, y sin ruidos.

6. Durante las clases, presta la máxima atención a las explicaciones del profesor. Nota lo que recalca o señala como importante. Será la pauta para tus resúmenes del tema. La atención equivale a más del 50% del trabajo de aprendizaje hecho. Facilita claves indispensables en cada asignatura.

7. Organízate el tiempo de estudio creando un hábito de trabajo: márcate un horario diario, empezando siempre a la misma hora. Comienza por una actividad de dificultad media, sigue con lo más difícil, y finaliza con lo más simple o sencillo para ti. Descansa cinco minutos tras la primera hora (relájate, mira por la ventana, date una vuelta por la casa, bebe un vaso de agua…); después de una segunda hora de trabajo, descansa entre quince y treinta minutos. Procura estudiar todos los días: si no tienes deberes, aprovecha para hacer esquemas, resúmenes, o repasar. Realiza un plan semanal. No olvides dedicar un tiempo extra a tus asignaturas pendientes de otros cursos. Preocúpate por averiguar con tiempo qué tienes que hacer exactamente para recuperarlas.

8. El proceso de estudio eficaz exige tres pasos: comprender, asimilar y retener. Hazte preguntas previas sobre lo que quieres saber de ese tema. Acompáñalas de otras sobre lo que ya puedes conocer de él. Lee el tema con un diccionario a mano. Busca en él lo que no comprendas. Extrae, tras una segunda lectura de cada párrafo, la idea central de él (que es aquella que no se puede quitar). Si no puedes retener las palabras exactas con que está formulada, intenta fijarla en tu mente con tus propias palabras. Al término de cada apartado del tema, explícate a ti mismo, en voz alta, lo captado, como si fueras tú el profesor explicándoselo a unos compañeros que no lo han entendido. Si lo consigues hacer sin dudas, significará que lo has asimilado, es decir, que has hecho tuyo el contenido del epígrafe. Puedes estudiar también en voz alta; verbaliza tu estudio, escuchándote mientras lees varias veces cada párrafo. Procura relacionar siempre lo estudiado con lo que ya sabías de la asignatura, con partes con las que guarda una relación. Solo lo que se retiene bien, porque se ha comprendido bien, se recuerda. Asignaturas como Matemáticas, Idiomas y Lengua (Gramática) requieren subir el muro “ladrillo a ladrillo”, o sea, construir sobre una base de conocimientos elementales.

9. Sírvete (si el libro te pertenece) del subrayado en colores, otorgando un grado de importancia a cada color (muy importante / importante/ menos importante). Hazte esquemas o resúmenes, que son fundamentales para repasar la asignatura en los días previos a un examen. Igualmente, te puedes grabar a ti mismo en MP3 recitando el resumen de cada apartado, y escucharte varias veces, en vez de leer (eso sí: no se te ocurra utilizar tus grabaciones durante el examen, ni ningún otro medio electrónico para copiar.) Cuando hagas resúmenes, desarrolla una idea en cada párrafo; escribe oraciones cortas y bien puntuadas. Usa tus propias palabras. Busca la claridad expositiva. El resumen no debe ocupar más del 25% de lo estudiado. Elimina todo lo secundario que no sea relevante para las ideas fundamentales (o aquellas secundarias, relacionadas con ellas). El esquema desarrolla menos, pero en él se visualiza más rápido el contenido.
10. No olvides ensayar con tiempo la parte práctica de cada asignatura: los ejercicios requeridos. Haz ejercicios suficientes, hasta comprobar que los entiendes y dominas. En Internet se pueden encontrar páginas confiables donde encontrar ejercicios para practicar. P. ej., http://www.elprofesorencasa.com/ (solo una parte es gratuita); https://soymatematicas.com/paginas-de-matematicas/ ; http://www.elvelerodigital.com (sobre todo, para Lengua castellana y Literatura). Asimismo, materiales teórico-prácticos de ampliación en https://cvc.cervantes.es/ (Lengua castellana y Literatura); https://procomun.educalab.es (todo tipo de materias).

11. Los días anteriores a un examen son solo para repasar y consolidar lo ya aprendido. Has tenido que asimilar y retener lo que se te va a preguntar. No se puede comenzar el estudio de los temas la víspera de la prueba. No se puede dominar la parte práctica si no se llevan hechos ejercicios suficientes (y verificados).

12. Puedes estudiar en cooperación con otros compañeros, mediante el intercambio de información (resúmenes y esquemas, búsqueda e intercambio de datos, realización y puesta en común de la parte práctica de cada materia). Tú puedes explicarles a ellos lo que se te da mejor, y ellos a ti lo que peor comprendes. Pero no olvides que la fuente de información primaria es el profesor de la asignatura. No te quedes con dudas. Pregunta siempre al profesor.

13. Durante el examen: echa un vistazo rápido a todas las preguntas. Organízate: valora su puntuación y las que te sabes mejor. Comienza por las que tengas completa o mayor seguridad. Sé preciso y completo en tu contestación. Escribe oraciones cortas, bien puntuadas, y con una idea fundamental en cada párrafo. Sírvete con generosidad del punto y aparte. Observa limpieza, buena caligrafía y ortografía, y respeta los márgenes necesarios. Si se te permite, utiliza el reverso de la hoja de examen como borrador (para hacerte un mínimo guion, o un ejercicio dudoso). En las pruebas tipo test o de respuesta múltiple, contesta primero a las que te sepas con plena seguridad de acierto. Deja para luego las dudosas. Si se resta puntuación, no te arriesgues a contestar. La respuesta correcta suele ser, frecuentemente, la más lógica o la más elaborada por el profesor. Busca en tu mente similitudes con conocimientos relacionables. P.ej., si te preguntan si la palabra “loable” lleva un sufijo, y si este es –able, puedes responder que sí, recordando que la misma terminación (que convierte a la palabra en un adjetivo) se da en muchos otros vocablos del castellano (imaginable, adorable, recortable). Utiliza tu memoria y tu lógica para estas relaciones.

14. Intenta poner remedio a los problemas y un rumbo a tu vida lo antes posible. Que tu vida tenga un porqué. Que, superando cada desánimo, tu vida siempre tenga un sentido para ti (como, seguro, la tiene para los demás, para quienes te rodean, y son tus familiares y amigos). Da tú mismo un sentido a sus vidas.

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[Con información de los libros: Bernabé Tierno, Las mejores técnicas de estudio, Ed. Planeta / Temas de Hoy, Col. Booket, nº 4011; Miguel Salas Parrilla, Técnicas de estudio para Secundaria y Universidad, Alianza Editorial, 2014 (5ª ed. revisada), Col. Libro de Bolsillo, CS48]
Fluir_Absortos en el instante.