Raquero (Archivo Javier Ortega)

Raquero (Archivo Javier Ortega)

PRESENTACIÓN DEL BLOG:

"Síguela, que es buena,

síguela, que es mala,

síguela, que tiene

pelos en la cara."




Según Esteban Polidura Gómez, esta coplilla la celebraban los raqueros de Santander a despecho de la contrariada autoridad municipal, allá por 1864, cuando aquel escritor contaba unos doce años, y Pereda daba a la imprenta sus Escenas Montañesas.



Tomo ahora prestado el primer verso para iniciar la singladura de este blog, que debe tener contenidos educativos, relacionados con la Lengua castellana y su Literatura.



Espero que sea del gusto del lector, que en él se propongan enseñanzas motivadoras, útiles y edificantes, y que se nutra de la aportación de todos los interesados en estos temas.



Muchas gracias a todos/-as por hacerle un pelín de caso.



¡Adelante, pasen sin llamar!

martes, 25 de junio de 2013

Saber enseñar.


Dos de las condiciones indispensables para poder dedicarse con bien a la enseñanza son la vocación y saber enseñar. Si uno no tiene vocación de "maestro", no puede llegar al alma de sus discípulos. No acertará a comunicar con ellos, a sentirles próximos. Por otra parte, uno puede ser un sabio --como lo era, por ejemplo, nuestro gran Nobel Ramón y Cajal-- y sin embargo, no saber cómo transmitir adecuadamente esos conocimientos. Se puede valer para la investigación, pero no ser un buen maestro. El maestro es el que además de adoctrinar, guía a sus pupilos, y aun cuando adoctrina observa y aprende de ellos, pues lo maravilloso de toda enseñanza es que se convierta en un acto de comunicación entre quien ya sabe, pero quiere seguir aprendiendo, y quien quiere saber.
 
El maestro no nace, se hace. Se autogenera de niño viendo y escuchando a los buenos maestros, aprendiendo de su técnica y de su habilidad para captar la atención y para despertar el interés y la curiosidad de un grupo de alumnos. Una vez el adulto ha decidido dedicarse a la educación, tiene, por supuesto, que continuar formándose, a través de la experiencia, de testar lo que funciona o no en las aulas. Y apunto "aulas", en plural, y no en singular, porque ningún método, ningún procedimiento es infalible: lo que con una clase resulta efectivo, con otra puede no serlo. Lo que un año funciona, otro no. Y hay que cambiar de táctica, renovar la utilería. Uno puede continuar con las variaciones hasta que se vuelve viejo y pronto a jubilarse. Dentro se llevan los conocimientos --esos que se exigen para aprobar una oposición--, pero siempre hay que ver la manera de adaptarlos a los tiempos y situaciones de los niños. Quien no esté dispuesto a afrontar esta labor --ardua y a veces cansina--, no puede dedicar una vida entera a la enseñanza. Ni el más maravilloso y experto de los enseñantes tiene la panacea para todo. Educar es un reto constante, y una incertidumbre que no se supera ni en el caso de recibir la felicitación de varios estudiantes, o el cariñoso recuerdo de quienes pasaron por las aulas.
 
Por eso, solo tiene razón hasta cierto punto esta docente jubilada que escribe esta carta. Yo no apostaría mucho por los jóvenes sin vocación ni sin conocimientos que llegan a la enseñanza como Poncio Pilato en el Credo. Los advenedizos solo se llevan la mejor parte en ocasiones. Sí la tiene al establecer que "para ser bueno en este oficio lo indispensable es la responsabilidad y la autocrítica". No puede ejercer bien ninguna profesión ni ningún arte quien no se muestra responsable en ello. Pero tampoco es buen profesional aquel que no se autoevalúa, o que no escucha las críticas constructivas de los demás (colegas, discípulos), porque nunca cambiará su forma tal vez equivocada de hacer las cosas. Continuará tropezando en la misma piedra, no siendo malecón que contenga la furia del oleaje, ni brava rompiente Jimena del mar. Al maestro solo le queda poner toda su fe en enseñar mientras va aprendiendo, sorprendiéndose.
 
 

sábado, 8 de junio de 2013

Sobre Educación y Cultura.


Antonio Ángel Usábel, Esperanza Aguirre, Luis María Ansón, Fernando García de Cortázar, Arturo Pérez-Reverte, Juan Manuel de Prada, Olegario González de Cardedal, y otros autores, reflexionan sobre aspectos relacionados con la Educación y la Cultura en nuestra España de hoy.


Selección de artículos.